domingo, 30 de noviembre de 2014

ÉDOUARD MANET

Fue un pintor francés, reconocido por la influencia que ejerció sobre los iniciadores del impresionismo.
De todos los artistas de su tiempo, Manet era quizás el más contradictorio. Aunque se le consideraba un personaje controvertido y rebelde.Tuvo que esperar al final de su vida para conseguir el éxito que su talento merecía. Pese a que se le considera uno de los padres del Impresionismo, nunca fue un impresionista en el sentido estricto de la palabra. Sus objetivos no eran compatibles con los de los impresionistas, por mucho que se respetaran mutuamente.
La notoriedad de Manet se debió más a los temas de sus cuadros, considerados escandalosos, que a la novedad de su estilo. No fue hasta mediados de la década de 1870 que empezó a utilizar técnicas impresionistas. Manet buscaba crear un tipo libre de composición que estaría, sin embargo, tan herméticamente organizada en su superficie como los cuadros de Velázquez.
En los años sesenta, sin embargo, su pintura de tema español, tan de moda por entonces en Francia, fue bastante bien acogida y en 1861 el Salón aceptó por primera vez un cuadro suyo, el Guitarrista español.
El tono general de la obra de Manet no es el de un pintor radical únicamente preocupado por el mundo visual. Él es un sofisticado habitante de la ciudad, un caballero que se ajusta en todo al concepto decimonónico de dandi. 


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El reto lo planteaba una realidad contemporánea, las escenas con el tema del ocio en el campo estaban ya muy enraizadas en el arte occidental y abundaban tanto en las ilustraciones populares como en el arte académico, pero el cuadro de Manet pertenece a un orden distinto, desconcertante por la evidente inmediatez con que se enfrenta al espectador.
Pero más escandalosa todavía fue la Olympia, pintada en 1863. Entre las razones por las que este cuadro iba a resultar chocante no son las menos importantes el hecho no sólo de que es una cle Tiziano, sino también una flagrante descripción de los hábitos sexuales modernos.
Manet sustituye en él a una diosa veneciana del amor y la belleza por una refinada prostituta parisina. 
Manet se convirtió así, casi sin quererlo, en el personaje principal del grupo que se reunía en el Café Guerbois, la cuna del Impresionismo.

Ningún pintor del grupo impresionista ha sido tan discutido como Manet. Para algunos, fue el pintor más puro que haya habido jamás. Para otros, construyó simbólicos criptogramas en los que todo puede ser descifrado según una clave secreta, pero inteligible. Para algunos, Manet fue el primer pintor genuinamente moderno, que liberó al arte de sus miméticas tareas. Para otros, fue el último gran pintor de los viejos maestros, demasiado enraizado en una multitud de referencias histórico-artísticas.
Algunos creen todavía que fue un pintor de deficiente técnica, incapaz completamente de conseguir una coherencia espacial o compositiva. Otros piensan, por fin, que fueron precisamente estos "defectos" los que constituyeron su deliberada contribución a las drásticas y enormemente fructíferas transformaciones que introdujo en la estructura pictórica.

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